Rubén Márquez fue el soldado N° 100 identificado en el Cementerio de Darwin en 2018. Para saber adónde estaba sepultado, fue clave la contrastación de datos y el análisis de ADN.
En la lápida de Márquez ya figura su nombre, y la placa “Soldado argentino sólo conocido por Dios” -que estuvo muchos años al pie de su tumba- fue traída a la ciudad: será entronizada en el Centro de Ex Combatientes.
El soldado santafesino Rubén Eduardo Márquez tenía 29 años. A poco de llegar a Malvinas, en pleno conflicto bélico con Inglaterra, sale en una expedición junto a su superior y los miembros de su sección. De repente, el combatiente se encuentra pisando las trincheras enemigas. Al escuchar sus pasos, los soldados británicos atacan y se produce un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Ellos eran mayor en número. Márquez muere, en esa madrugada oscura y fatal. Por el ataque la sección se repliega y algunos sobreviven.
Durante mucho tiempo y tras la culminación de la guerra, sus restos estuvieron sepultados en el Cementerio de Darwin, que se habilitó para enterrar a los soldados argentinos caídos en Malvinas. Por años, en la sepultura del Márquez estuvo la placa “Soldado argentino sólo conocido por Dios”, que se encuentra en la lápida de cada héroe muerto aún no identificado. En 2018 y tras un largo camino, sus restos fueron identificados: el soldado santafesino descansa en el sector B, fila 5, tumba N° 10: hoy, en su lápida figura su nombre completo.
Lorna Márquez es sobrina de este héroe caído en la guerra. Corondina, docente del nivel inicial, llevó adelante un arduo trabajo para dar con la ubicación de los restos de su tío. Pero además abraza la causa Malvinas desde las aulas y la memoria activa, ya que está conectada con el Centro de ex Combatientes local e integra la comisión directiva de Familiares de Caídos en Malvinas. Durante una entrevista realizada en el programa “En El Umbral”, por la señal Cable & Diario, contó su historia.

Lorna Márquez es docente de nivel inicial, y está abocada a un programa donde se construye memoria sobre Malvinas. “La vivencia narrada (por ex combatientes) puede resultar mucho más rica que leer un libro de historia”, asegura.Foto: Gentileza
Puente genético
El camino hasta dar con la identificación de los restos de su tío en el Cementerio de Darwin demandó mucho trabajo de contrastación de versiones y de datos. “Una parte de la historia nos la aportó el Ejército; teníamos la versión de que falleció aquella madrugada, en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo contra los británicos. Y hace dos o tres años, un amigo mío logró dar con uno de los soldados sobrevivientes de la sección que estuvo en ese ataque, y relató textual cómo murió mi tío. Ese relato sirvió para reconfirmar la historia que teníamos del Ejército”, explica Lorna Márquez.
Faltaba la confirmación genética. “Mi tío no tenía hijos, mis abuelos fallecieron y no había un puente genético directo. Mi papá y mi otro tío también fallecieron. Como sobrinos, éramos la única ‘línea sanguínea’ con la que se podía hacer un ADN. Soy la mayor de cinco hermanos, y los cinco dimos la muestra de sangre para el estudio genético. Nos llevó más tiempo, pero llegamos al 99,9 % de compatibilidad”, relata. Ahí se dio la verificación final.
La lucha de la abuela, una carta y la pesquisa
Lorna fue dos veces —en 2018 y en marzo de este año— al Cementerio de Darwin. “A mediados de los ‘90 la abuela fue a las Islas (la abuela a quien alude es la madre del soldado Márquez, Elda Gazzo). En su desesperado intento por hallar la tumba de su hijo se había llevando escrita, con la ayuda de una profesora de inglés, una carta que decía: ‘Desde el dolor de madre, si alguien en las Islas sabe de la localización de la tumba de mi hijo, por favor, pedimos que nos aporten datos’. Hizo varias cartas iguales y las repartió entre los isleños, que son muy cerrados, y entre la gente de la posada donde paró”.
“Por la noche —prosigue su relato— apareció en su mesa de luz un papelito anónimo que decía: ‘Márquez está en el sector B, fila 5, entre la tumba N° 9 y 10’”. Gazzo rezó de rodillas en ambas tumbas, al otro día. Al tiempo falleció, sin saber con certeza adónde estaba sepultado su hijo. “Llegamos 11 años tarde con la abuela, porque ella ya no está más entre nosotros. Luchó mucho por todo esto, golpeando puertas, tratando de sanar por dentro un poco su dolor ante la ausencia del cuerpo de su hijo fallecido”, relata Lorna, emocionada.
El año pasado, cuando la joven corondina fue al Cementerio de Darwin, estaban hechos los estudios de ADN y ya se sabía que su tío estaba sepultado en la tumba N° 10. Pero aún no estaba su nombre: todavía figuraba la placa con la inscripción “Soldado argentino sólo conocido por Dios”. “Él estaba pero en realidad, no… Finalmente el viaje de este año fue mucho más sanador, porque al llegar al cementerio ya estaba el nombre de mi tío Rubén sobre su lápida”, cuenta entre lágrimas. “Todo esto es parte de un proceso para cerrar heridas, para rendirles respeto y honrar la memoria de los combatientes caídos”, reafirma.
Construir memoria
Lorna Márquez es docente, y en abril pasado pasó a formar parte del proyecto “La escuela hace Memoria”, del Ministerio de Educación provincial. Ella aborda exclusivamente la temática de Malvinas. “Al trabajar en el nivel inicial, con los niños se puede abordar Malvinas no tanto desde el conflicto bélico en sí, sino sobre los valores que se pusieron en juego: el compañerismo, la solidaridad, la camaradería, a través de cuentos e historias infantiles”, cuenta.
Adelantó que está intentando formar en su ciudad un ciclo de charlas con docentes en un instituto de profesorado para los futuros profesores: “Ellos mismos desde el hoy, tienen que estar escuchando al combatiente, al que fue, a los que sobrevivieron. La vivencia narrada puede resultar mucho más rica que leer un libro de historia”, subraya.
“No somos un pueblo que estemos acostumbrados a ir a la guerra, al menos en lo que fue el siglo XX. Entonces, creo que nuestra mentalidad no está preparada para esto. Por eso, me parece que el reconocimiento que hoy se le da al veterano de Malvinas sirve, porque mucha gente recién ahora se da cuenta de lo que hizo un ex soldado en Malvinas hace 37 años, y de su grandeza”, concluye.
Entronización
El viernes 26 de julio en el Centro de Ex Combatientes (Pedro Vittori 4282), se hará la entronización de la lápida con la leyenda “Soldado argentino sólo conocido por Dios”, que estuvo durante años en la tumba de Rubén Márquez. Se hará un acto a las 10.30. “Será un momento histórico, es un símbolo muy fuerte. Una parte de la Isla estará en nuestra ciudad”, dijo Lorna Márquez.
FUENTE: ellitoral.com