En época de aislamiento obligatorio, el papel de los comedores comunitarios es de vital importancia en los barrios. Imposibilitados de salir a la calle a trabajar informalmente para juntar el mango diario, son muchos los que se vuelcan a estas instituciones para llevar un plato de comida a casa.
Es el caso del comedor de barrio Santa Rosa de Lima, que actualmente prepara entre 80 y 90 raciones diarias para las familias de la zona que se acercan a buscar sustento.
Pero Miguel Verón, presidente de la vecinal del barrio, está “haciendo malabares” para alimentar a todas estas personas, ya que hace tres meses que no puede retirar los fondos depositados en el banco por el Ministerio de Desarrollo Social para funcionar.
“Estamos haciendo el trámite en el banco pero nos tienen a las vueltas”, contó, y luego dijo que no sabe hasta cuándo será posible producir las viandas diarias. “Hoy sí, el lunes no sabemos”, remarcó preocupado.
El único respaldo que tiene hoy el comedor para generar alimento son los comercios de cercanía: “me ayuda el verdulero, el carnicero, pero ellos también necesitan la plata para vivir”.
Finalmente, contó que esto no ocurre sólo en Santa Rosa, sino que son entre 8 y 9 comedores y copas de leche de la ciudad las que están en la misma situación.
Fuente: Lt10