La ley exige que en las listas de cargos electivos para el Congreso vayan intercalados un hombre y una mujer. Los criterios para elegir los nombres en cada agrupación.
Casi 70 años después de las elecciones de 1951, donde se aplicó por primera vez ley del sufragio femenino que estableció la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres,la Argentina estrena en los comicios de este año la ley de paridad de género a nivel nacional, sancionada a fines de 2017.
En aquella oportunidad, a instancias de Eva Perón, fueron elegidas las primeras 23 legisladoras argentinas. Todas eran del Partido Justicialista, ya que las demás fuerzas políticas desistieron de presentar candidaturas femeninas. La norma que debuta este año para la renovación de mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado prevé igualdad en la participación femenina en la conformación de las listas para cargos electivos legislativos y partidarios. Esto implica que en las boletas de diputados nacionales deben ir un hombre y una mujer intercalados, en tanto que en la de Senadores, los dos nombres que figuren en la boleta deben ser de uno y otro sexo.
La igualdad en Diputados
Más allá de la nueva ley de paridad de género, la participación de las mujeres en ambas Cámaras fue incrementándose a partir de la sanción de la ley de cupo femenino, en 1991, que estableció un mínimo de 30% de candidatas. En los últimos años, las legisladoras en el Congreso alcanzaron un promedio del 40% de la totalidad de sus miembros.
Después de los últimos comicios de 2017, según datos elaborados por el Observatorio Político Electoral del Ministerio del Interior, las mujeres ocupan actualmente el 38% de las bancas en Diputados.
Pese a la que la ley entra en vigencia en estas elecciones, la paridad en la representación no se alcanzará en la Cámara baja porque solo se renueva la mitad del cuerpo. Recién se alcanzaría a partir de las elección del 2021, cuando se produzca el recambio de la mitad restante.
“El desafío seguirá siendo revertir una cultura machista arraigada en la práctica política, para que más mujeres encabecen las listas”, advierte Adrián Pérez, secretario de Asuntos Políticos e Institucionales del Ministerio del Interior. Porque cuando se elige un número impar de candidatos, no puede haber 50% de ambos sexos, por lo tanto, el género de quien encabeza la lista termina definiendo si ingresan más hombres o más mujeres en cada elección.
Qué pasa en el Senado
La aplicación del cupo femenino en el Senado se retrasó hasta 2001, cuando la elección de sus 72 integrantes comenzó a ser directa. Hoy, tras las legislativas de 2017, las mujeres son el 40 % de este cuerpo.
Sin embargo, el objetivo de alcanzar la paridad en la Cámara alta no se cumplirá por el solo hecho de aplicar la nueva ley. Por un lado, porque la renovación se realiza por tercios. Por el otro, porque si bien las boletas tienen que incluir un hombre y una mujer, accede un solo representante de la fuerza que sale segunda, por lo que el ingreso de una mujer estará supeditado a quien encabece.
“La paridad es para listas, no para la composición del Senado. Habrá que trabajar para que más mujeres encabecen la boleta de senadores y, así, asegurarse más bancas para las mujeres, aún en el caso de que su fuerza política quede en segundo lugar”, señala Pérez en ese sentido. En estas elecciones, se eligen senadores ocho provincias, con tres representantes cada uno.
Reclamo en las redes
El reclamo de mayor representación electoral de la mujeres se hizo visible en esta elección en las redes con el hashtag #Feministasenlaslistas con consignas a favor del “aborto legal, seguro y gratuito”, “Ni Una Menos”, la igualdad de derechos y oportunidades, y la perspectiva de género en las políticas públicas.
Se sumaron tanto mujeres y dirigentes de distintos ámbitos y ideología política, tanto conocidas como no.