Bullrich y Pullaro, con la seguridad como fondo de la disputa política

Los encargados de la seguridad pública en los ámbitos nacional y provincial mantuvieron un duro cruce verbal en las últimas horas, cuando todo lo que suena parece en ritmo de campaña electoral.

La raíz del conflicto entre Patricia Bullrich y su par santafesino Maximiliano Pullaro, quienes han tenido a lo largo de la gestión varias idas y vueltas, fue el llamado operativo “Contrafuego” que la ministra de Seguridad de la Nación presentó como un “éxito” en Rosario el 2 de mayo pasado, en el parque Urquiza, cuando se exhibió sobre el césped el arsenal que la Policía Federal había secuestrado en 35 allanamientos que había realizado en la ciudad, por orden del fiscal Matías Edery.

Ese jueves a la mañana Bullrich, quien estuvo acompañada por los miembros de su gabinete pero sin la presencia de autoridades provinciales, vinculó a este operativo con los ataques a balazos a los funcionarios judiciales que se produjeron de manera serial desde el 29 de mayo de 2018.

“El objetivo de estos ataques era generar una conmoción muy grande para que los juicios que se llevaban adelante no puedan concretarse y para que los testigos que debían declarar contra Los Monos entrasen en una situación de miedo”, afirmó Bullrich en aquella oportunidad.

Pero esta semana, la Justicia determinó a través de un peritaje, como publicó el periodista Hernán Lascano en el diario La Capital, que las 24 armas secuestradas en los allanamientos no fueron utilizadas en los ataques al poder judicial. Los 14 detenidos no pudieron ser acusados por esos amedrentamientos. La mayoría de los aprehendidos, según señala el matutino rosarino, eran miembros de la comunidad Qom de Rosario, que viven en la zona oeste.

Fuego cruzado

Los ataques contra los jueces empezaron después de que el tribunal de la Justicia provincial dictó las duras sentencias contra los miembros de Los Monos el 9 de abril de 2018. Luego el 6 de diciembre de 2018 fueron condenados en la Justicia Federal por narcotráfico. La afirmación de la ministra de Seguridad de la Nación tenía un error cronológico.

Los atentados contra los funcionarios judiciales se produjeron después del juicio en el fuero provincial, y el origen de estos ataques fue el traslado de Ariel Cantero, alias Guille, a la Unidad Penal Federal Nº 7 de Resistencia. Luego fue enviado a la cárcel de Ezeiza donde está alojado actualmente.

Lo que sorprendió ese día fue que Bullrich dijo que Guille Cantero tenía tres celulares en su celda en Ezeiza, que estaban intervenidos por la Justicia Federal de Lomas de Zamora. En las escuchas, estaba claro según la ministra- que Cantero estaba detrás de los ataques.

“Acabamos de allanar la celda de Cantero y encontramos tres teléfonos celulares. Nosotros sabíamos que esos teléfonos estaban allí, pero todo era parte de la investigación. Ahora, Cantero está incomunicado y será indagado por esta nueva causa que es haber dirigido de manera directa, a través de Chulo, a una asociación ilícita cuyo objetivo era amedrentar para que la Justicia y sus instituciones hicieran su trabajo”, aseguró Bullrich aquel 2 de mayo.

A este joven apodado Chulo, que fue mencionado por la ministra, cuyo nombre es Leandro Olivera, la Policía Federal lo detuvo el 12 de febrero en un hotel en Rosario, junto a su novia Julieta, la hermana del jugador del Atlético Madrid y la selección Argentina Ángel Correa. Chulo está sospechado de ser uno de los sicarios de Guille Cantero, según fuentes cercanas a Bullrich.

El 3 de mayo, al otro día de la presentación del operativo Contrafuego, el ministro Pullaro salió a exponer que “bajo ningún concepto” y sostuvo que “era grave” la estrategia de permitir que Guille Cantero tuviera tres celulares en su celda.


Desencuentros

Ahí empezaron los chisporroteos entre Bullrich y Pullaro. Su relación en el inicio de la gestión fue pésima, tras el desaguisado que protagonizaron ambos durante la detención en Cayastá de los prófugos Cristian y Martín Lanatta y Víctor Schilacci al inicio de la gestión. Luego, recompusieron la relación, aunque el gobernador Miguel Lifschitz siempre miró de reojo a Bullrich, con quien mantuvo un profundo tironeo durante la crisis de seguridad del llamado Rosario Sangra, en agosto de 2016, cuando salieron más de 40.000 personas a reclamar que pare la ola de violencia. La ministra pretendía una jugada de máxima que era intervenir la Policía, pero el gobernador neutralizó esa jugada al destrabar la jugada, al lograr el respaldo del ministro de Interior Rogelio Frigerio.

Ahora la tensión política, en una coyuntura atravesada por la campaña electoral, con Pullaro como candidato a diputado, volvió a separar a Bullrich del ministro de Seguridad de Santa Fe.

“La política metió la cola y el gobierno provincial se puso nervioso. Este fue un gran operativo que lamentablemente cayó con un gobierno en el que todos son candidatos”, dijo este viernes la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, en diálogo con dos radios de Rosario. Su colega santafesino le retrucó que “no hay que hacer show con la seguridad”. Y el gobernador Lifschitz afirmó que “en materia de seguridad hay que trabajar con prudencia”.

FUENTE: http://www.ellitoral.com

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