Cómo se convirtió en el artista más seguido en YouTube en 2018, y por qué atrae aún más atención ahora.
Ozuna quería salir a navegar con su yate, pero el cielo puertorriqueño se nubló y la estrella de 26 años fue requerida para hacer un chequeo de sonido en el Coliseo de San Juan de Puerto Rico. Esta noche, Ozuna actuará en el estadio más grande del país como parte de un show encabezado por Molusco, comediante y personalidad de la radio local. El puertorriqueño no podía estar más ensalzado: desde el momento en que llega, es una bola de energía para todos los presentes.
Tras bajar de su camión se me presenta, y en seguida me cuenta lo excitado que está por terminar su tercer álbum de estudio. “Es la primera vez que puedo grabar en casa”, dice de Niburu, que se lanzará hacia fines de año. “Me había acostumbrado a grabar en habitaciones de hotel, en laptops… Está bueno poder sentarme y concentrarme en esto”. Está con ganas de seguir hablando, pero tiene que hacer el soundcheck. “¿Vas a estar esta noche, no?”, me pregunta con cierta confianza. Se dirige al escenario y, cuando espía a Molusco (alias del locutor radial Jorge Pabón), le sopla un amigable y cariñoso beso.
Para un artista puertorriqueño, hay pocas señales de éxito más claras que agotar localidades en el Coliseo –que los boricuas llaman El Choliseo, o sólo El Choli–. Desde que Daddy Yankee devino el primer artista urbano que se presentó allí, en 2004, el lugar se transformó en el símbolo de la aceptación generalizada del género. Ozuna agotó entradas en cuatro oportunidades, incluyendo esta noche.
“Quiero que la cultura latina penetre en los Estados Unidos, algo que aún no ha pasado. No hay suficiente arte masivo que se centre en la identidad latina. Todo el tiempo es ‘Inglés, inglés, inglés’. Si tengo la oportunidad de tener a tantos seguidores, y de ayudar a llevar a los artistas latinos a la cultura masiva, no voy a apartarme de manera egocéntrica porque aprendí inglés y puedo llegar lejos”.
Ozuna.
Conocido en Latinoamérica como “el negrito de los ojos claros”, Ozuna es hoy una de las máximas estrellas globales. Dentro del urbano, un género que va despegando de sus raíces afrolatinas, Ozuna es uno de los pocos –y ciertamente el más famoso– afrolatino que alcanzó el mainstream. Y aunque emergió como parte del llamado “renacimiento del reggaetón”, también se proyectó en la era del trap latino como artista invitado en “La ocasión”, de 2016, un track señero para el género.
Desde entonces, el cantante puertorriqueño de origen dominicano, que encabeza la lista de finalistas en los Latin Music Awards 2019 de Billboard, rompió récord tras récord. Su debut, Odisea, pasó 46 semanas en el número uno del chart Top Latin Albums, la segunda proeza después de Mi tierra de Gloria Estefan, en 1993. El siguiente disco, Aura, debutó en el número uno, desplazando a Odisea de su sostenida cumbre, convirtiéndolo en el primer artista masculino que se reemplaza a sí mismo en el número uno. En 2018 acumuló un promedio de 882.437 dólares por noche de gira (según Billboard Boxscore), sólo superado por veteranos de la industria latina como Enrique Iglesias, Shakira y Marc Anthony. Al final de ese año ranqueó como el artista más visitado en YouTube a nivel global y en cualquier género. Cuando le pregunto si se considera, junto a sus compatriotas del urbano J Balvin y Bad Bunny (que vinieron en ese orden tras él en esa lista de YouTube), las mayores estrellas del planeta, me contesta, con gratitud genuina: “Absolutamente, gracias a Dios”.
Pero su rápido ascenso no ocurrió sin alguna turbulencia: con el inminente lanzamiento de su tercer álbum se entremezclan rumores y acusaciones vinculadas al asesinato del artista trap puertorriqueño Kevin Fret, en enero último, y la novedad de que Fret había extorsionado a Ozuna con una cinta porno filmada cuando era un menor.
El abogado de Ozuna, Antonio M. Sagardia, dijo que “Ozuna no tuvo nada que ver con la muerte (de Fret)”, y el procurador del Estado insiste en que Ozuna no es sospechoso del asesinato. Pero nuevas acusaciones contra él siguen apareciendo –incluyendo, más recientemente, una de la madre de Fret, alegando que Ozuna estuvo involucrado en los disparos a Fret y que él y su hijo, que era abiertamente gay, tenían “una relación íntima”.
Es difícil decir qué traerá el futuro inmediato. Pero viendo a la enamorada multitud en El Choliseo, los fans de Ozuna parecen más inclinados a apoyarlo. En cuanto al propio Ozuna, él está concentrado en su carrera, en una misión para incrementar su fama y su fortuna.
“Quiero que la cultura latina penetre en los Estados Unidos, algo que aún no ha pasado”, dice. “No hay suficiente arte masivo que se centre en la identidad latina. Todo el tiempo es ‘Inglés, inglés, inglés’. Si tengo la oportunidad de tener a tantos seguidores, y de ayudar a llevar a los artistas latinos a la cultura masiva, no voy a apartarme de manera egocéntrica porque aprendí inglés y puedo llegar lejos”.

Después de probar sonido, Ozuna me lleva a un santuario privado donde está su vestuario, pasando una figura tamaño real de Lionel Messi alzando una ubicua marca de papas fritas, lejos de su publicista y otros asociados. Se sienta en un sillón y me mira directo a los ojos, su mirada de avellanas sin titubear. “Desde que nací fui un hombre de familia”, dice. “Mi abuela, mi familia siempre fue muy unida. Ellos me enseñaron un sentido de comunidad”.
Aunque las letras de Ozuna a menudo pintan la imagen de un confiado Don Juan (en el hit “Si no te quiere”, recomienda que una dama deje a su marido así él “puede irse hasta que salga el sol” con ella), en persona demuestra humildad, culminando sus frases con frecuentes agradecimientos a Dios. Como muchos que crecieron en entornos humildes, es proclive a compartir su viaje con aquellos cercanos: su tío trabaja de asistente, y su primo es su fotógrafo oficial.
Juan Carlos Ozuna Rosado fue criado en San Juan por su abuela luego de que su padre –bailarín del padrino del rap en español, Vico C– fuera asesinado cuando Ozuna tenía sólo tres años. Llegó a los Estados Unidos por primera vez en 2010, cuando se reunió con su familia en el barrio Washington Heights de Nueva York. “Pagábamos 2000 de renta. Había un montón de trabajo pero esa ciudad me enseñó un montón”, recuerda. “Aprendí a producir, a arreglar letras”.
Fue en Nueva York que Ozuna también aprendió a publicitar y promover sus videos en YouTube (hizo su primero por menos de cien dólares). Un temprano single, “Imaginando”, de 2012, muestra al artista cantando las suaves melodías que eventualmente serían su marca. Estas atrajeron al mánager Vicente Saavedra, que en 2015 puso bajo su ala a Ozuna, tras escuchar uno de sus tracks en un partido de básquet callejero en Puerto Rico.
Primero Saavedra se concentró en conquistar la radio y, para 2016, el remix de su single “Si tu marido no te quiere”, acortado a “Si no te quiere”, presentando a Farruko y Arcángel, alcanzó el número 7 del chart Latin Rhythm Airplay. Le siguió YouTube. Ahora, aunque Ozuna es independiente (está fichado por el sello Dimelo Vi, de Saavedra), su música es distribuida y comercializada por The Orchard/Sony Music U.S. Latin.
Con el ascenso de Ozuna, el cantante se llevó a sus compañeros. “Elevar a los latinos es mi responsabilidad”, dice. “Nadie cree en las colaboraciones con mujeres, y yo hice canciones con Karol G, Natti Natasha… eso era impensable, no existía”. Aunque Ozuna no fue el primero en colaborar con esas cantantes –Nicky Jam, por ejemplo, participó en “Amor de dos”, de Karol G, en 2013–, esos tracks devinieron singles top para los otros artistas: en 2016, “Hello” fue el primer single platino de Karol G, y el siguiente año, “Criminal”, con Natti Natasha, fue la primera canción que desplazó a “Despacito” de la cima entre los videos más vistos de YouTube.
De hecho, Ozuna ha hecho más por impulsar la cultura latina de lo que se le reconoce. Con el éxito masivo de singles como “La modelo (featuring Cardi B) y más recientemente su aparición en “Taki Taki” de DJ Snake (que lideró por once semanas el chart Hot Latin Songs y alcanzó el número once en el Hot 100), su dulce falsete ahora permea todo el paisaje del pop. “Es una estrella global, y lo veremos desplegar nuevos sonidos y oleadas en su carrera”, dice DJ Snake, que invitó a Ozuna al escenario de Coachella para interpretar su hit. “Estamos viendo sólo sus inicios”.
Ozuna reconoce que otros lo ayudaron a llegar aquí, y él quiere hacer lo mismo por otros artistas menos conocidos. “Hay mucho talento nuevo”, dice. “Lunay, Rauw Alejandro y Lyanno son algunos de los artistas a los que ayudé –todos aparecieron en el reciente single de Ozuna, “Luz apaga” –, del mismo modo en que Farruko y Arcángel me ayudaron en ‘Si no te quiere’”.
Está particularmente orgulloso de que un gran hit como “Taki Taki” haya no sólo elevado su perfil sino el de los artistas latinos en general. “Después de esa canción, los norteamericanos se volvieron locos y entraron a prestar más atención a los latinos”, dice con orgullo. “Antes era más superficial. Tipo, decir cautelosamente, ‘Veamos que están haciendo estos latinos’. Ahora todos los norteamericanos quieren grabar con latinos”.
El 10 de enero Fret fue bajado a punta de pistola mientras viajaba en motocicleta por el barrio Santurce de San Juan. Inmediatamente surgieron rumores online de que Ozuna estuvo involucrado en el incidente. Dos semanas después del asesinato de Fret, la cinta apareció en varias plataformas de video.
No es la primera vez que una canción mayormente cantada en español se vuelve un hit global, aunque “Gasolina”, de Daddy Yankee (que llevó el reggaetón a las grandes audiencias en 2004), no consiguió el mismo tipo de frenesí que los artistas anglosajones cuando se arrimaron a la cultura latina. “El problema con ‘Gasolina” fue que se trató de una canción, un artista enfrentándose a los titanes del pop sajón en su día. Era ‘Gasolina’ versus Jay-Z, Kanye West, R. Kelly”, dice Ozuna. “Ahora no es sólo ‘Taki Taki’ o un artista latino en el espacio masivo. Somos muchos de nosotros, y los artistas sajones están colaborando con nosotros. Tenés a Drake con Romeo Santos y Bad Bunny. Yo cantando con Cardi B. La ola está llegando”.
Las entradas en las redes sociales de Ozuna dan la impresión de una vida de estrella infalible, si bien una vida cuidadosamente planificada (él trabaja con un equipo de redes sociales). Su Instagram es puro “smiles”: fiestas en yates, fragmentos de videos en donde habla directamente a los fans y les expresa gratitud por sus encumbrados hits. Pero en el medio de su meteórico ascenso, y en el albor de eventos realmente extraordinarios, esa fachada entró a mostrar sus grietas.
Empezó en el verano de 2017, cuando, según Ozuna y su abogado Sagardia, Fret –uno de los artistas trap abiertamente gay de Puerto Rico– intentó extorsionar a Ozuna por 50 mil dólares sobre una cinta pornográfica que lo mostraba a los 16 años en medio de un solitario acto sexual. (Sagardia dice que una versión que lo muestra junto a un grupo de hombres es falsa). Ozuna admitió haber pagado los 50 mil dólares, pero luego fue al FBI en Miami para denunciar la extorsión.
Después, el 10 de enero Fret fue bajado a punta de pistola mientras viajaba en motocicleta por el barrio Santurce de San Juan. Inmediatamente surgieron rumores online de que Ozuna estuvo involucrado en el incidente. Dos semanas después del asesinato de Fret, la cinta apareció en varias plataformas de video.
En el momento, Ozuna llamó a la cinta “un error juvenil llevado por la ignorancia”. Hoy, cuando le hablo del tema, él dice solemnemente que “fue el plan de Dios. Es algo que no podía evitar. Estaba en el mundo, y las consecuencias llegaron. Me ponía nervioso. No podía dormir pensando en esto, pero tampoco podía cubrirlo”.
Unos días después de la aparición de la cinta, Ozuna actuó en un megaconcierto de habla hispana en el Calibash de Las Vegas. Y se refirió al video sobre el escenario. “Me disculpo ante cada uno de ustedes por mis errores del pasado. Pido disculpas a los niños y a todos los que ofendí”, dijo ante un auditorio repleto. “Estoy aquí enfrentando los problemas como un hombre. Tu pasado no define tu futuro; uno define su futuro desde hoy”.
¿Por qué disculparse? Después de todo, el video formó parte de su vida privada. “No necesitás disculparte o explicar tus cosas a la gente”, dice. “Pero tengo tantos fans. Ellos compran mis canciones, ellos apoyan mis giras, así que sentí que les debía una explicación. Ellos se volvieron como parte de mi familia”, continúa, acercándose y tocando mi rodilla. “Si cometiste un error antes de saber que serías famoso, no es un problema del público. Es tu problema. Y como hombre, como responsable adulto, tenés que mirar al público al ojo y decir, ‘Lo lamento, no sabía que esto podía pasar y aquí estamos’. Y el público entendió”.
Pero el video no es el final de la historia. El 3 de abril, la madre de Fret, Hilda Rodríguez, le dijo a la conductora radial portorriqueña Samantha Love que tenía mensajes de texto que demostraban que Ozuna había tenido “una relación íntima” con su hijo –y que estaba “segura” de que Ozuna y Saavedra habían “enviado a alguien a matar (a su hijo)”, aunque no explicó por qué pensaba eso–. (También dijo que Fret había instado a Ozuna acerca del video y la participación en una de sus canciones, y que Ozuna en cambio había ofrecido 50 mil dólares a Fret para no viralizar el video).
Consultado sobre los alegatos de Rodríguez –que surgieron una semana después de nuestra entrevista–, Ozuna dice ahora, “Por respeto a él (Kevin Fret) y su familia, no tengo nada más que decir”. Betzaida Quiñones, la fiscal asignada al caso por el Departamento de Justicia de Puerto Rico, dijo que Ozuna nunca fue sospechoso o persona de interés en el caso por homicidio. “No estoy investigando al cantante Ozuna”, dijo a finales de enero, en una entrevista tras el asesinato de Fret, su única declaración pública sobre el caso. “Tampoco estoy investigando todo lo que se ha posteado en las redes sociales sobre si hubo o no extorsión. No estoy investigando sobre si hubo o no un video. No son cosas relevantes en mi caso por homicidio”.
Llegada la noche en el show del Coliseo, los corredores traseros del estadio están ocupados por artistas emergentes y algunos establecidos, como Yandel. Personalidades de televisión y la radio hablan del fenómeno y los artistas aguardan en sus vestuarios, como si fuera una fiesta de dormitorio en la industria del espectáculo. Mientras el reggaetonero Guaynaa interpreta hits recientes como “Rebota” y “Mi leona”, Saavedra, mánager de Ozuna, resume por qué su cliente se unió como un miembro más del evento de Molusco. “Amistad. Conexión con el público”, dice. “No ha tocado aquí desde agosto, y es el momento perfecto para eso”.
Ozuna, que más temprano se retiró para una revitalizadora siesta (tiene un hogar en Puerto Rico y otro en Miami), arriba al estadio con su esposa, Taina Marie Meléndez, que aparece vestida con una enorme capucha Gucci. Se sienta tranquilamente en un sillón mientras él ataca un plato de sushi, y amigos y conocidos se reúnen alrededor suyo.
Cuando el ruido de la habitación verde alcanza el máximo nivel, Ozuna grita que es hora de rezar. Después de calmar al extenso grupo que lo rodea, inicia una plegaria que es más larga que las charlas técnicas de los equipos de básquet. Parecería una pantomima de no ser por la sinceridad y la convicción en su voz, que cubre un rango variado de tópicos: chicos desclasados, la salud de su familia, bendiciones tanto para sus colegas como para sus “enemigos”.
Incluso pide a Dios que cambie las mentes de posibles pecadores, en transgresiones que aún no llegaron con la noche. Después su voz titubea, cuando agradece a Dios por darle “otro Choliseo”, y por la abundancia de oportunidades con que fue bendecido. Con esta charla de gratitud, pecado y perdón, se siente un momento de catarsis comunal, mientras Ozuna recurre a su fe, amigos y familia, quizá más fuerte que nunca.
FUENTE: billboard.com.ar